1.4.17




en una mesa junto a una ventana a 15 alturas sobre la 111 y broadway. A las 7 am escuchando amanecer color gris denso compacto como de estar a punto de llover se mezcla con un sueño en el que aparecen unos versos que me hacen sentir muy bien. En bedford avenue entre S3 y S4 a la mesa con una célula dormida de activistas de newyork madrid y armenia que cada poco contrastan los datos del presente con los relatos de los 60 y 70. En el village al salir del bar forrado de rojo comunista vintage está lloviendo a mares. En west philly al salir de la librería está lloviendo a mares. Así va a seguir durante días. Todos los análisis del porvenir este año fueron oscuros, nada parece indicar que vayan a mejorar en los próximos 5, y sin embargo, coincido con alguien a quien oí decir que al mundo lo que le falta es éxtasis. Euforia. Deseo. Una parte de la estrategia que no conceda en ser estrategia. Una parte de la jugada que no contenga cálculo. Un último reino que sea, antes que nada, indomesticable. En el pasto de agronomía al sol, en buenos aires, porque me gusta me acuerdo de todo lo que me gusta. Leyendo a Saer, María Moreno, Alejandro Rubio, Martín Rodríguez, Arturo Carrera, Martín Gambarotta, Sergio Raimondi. En una clase de Charles Bernstein traduciendo a Lorca para y con estudiantes angloamericanos, ningunx de nosotrxs sabe mejor que elx otrx qué pueda querer decir cada palabra, no obstante pasamos rato discutiendo por el celeste desnudo, el fauno del río, la mirada verde, y según trato de explicarles, una posible cintura masculina propia de la península ibérica. Pero no hay propiedad en poesía, no hay original, es todo traducción. En un bosque, primero lo escuchamos y después lo vimos: al contrario que el rayo es el corzo. En la dehesa de la villa durmiendo una siesta primera con dxs amigxs nuevxs. En el Retiro, detrás del monumento a Carlos V, sin parar de llorar. Así va a seguir durante días. En una mesa, escribiendo toda clase de textos a toda suerte de horas, con los ojos cerrados, llamando al éxtasis por medios no influidos pero potentes, forzando la situación. Jugándosela. The Blaze: virile y territory. Connan Mockasin: forever dolphin love. Lo porvenir los próximos 5 se me hace muy misterioso, pero si algo ahora sé es que tengo 33, y el trabajo de un hombre no lo puede haser un niño.